«¡hijos míos!, por quienes sufro de nuevo dolores de parto hasta ver a Cristo formado en vosotros» (Gal. 4, 19)
No puedo escuchar o leer este versículo de San Pablo sin hacerlo tan mío como si yo misma lo hubiera escrito. Es que definitivamente, los que llevamos a cabo la tarea de formar cristianamente a adolescentes y jóvenes conocemos de sobra a qué se refiere el Apóstol cuando dice "los parí con dolor" (versión mía).
Hace alrededor de dos años asumí el reto de dirigir un grupo de 20
muchach@s entre 13 y 19 años, de los cuales no sabía absolutamente nada, más que acababan de recibir la Primera Comunión y no tenían animador.
"Luis, yo me quedo con ellos". Oh, inocente mariposa!!! No tenía la menor idea de lo que me esperaba en los siguientes sábados a las cinco de la tarde de mi vida...
La Ficha
Nombre: Centinelas de la Luz
Integrantes: Yailin, Perla, Mariely, Michelle, Rosalina, Anabel, Yulissa, Elizabeth1, Elizabeth2, Ana,Yarili, Celina, Teddy, Darling, Juan Carlos, Frederick, Delvin, Elisaúl, Emmanuel.
Ubicación: LP y PN.
Intereses: Perder el tiempo. Bueno, eso era antes, ahora lo que más les gusta es hacer Teatro Negro, y quejarse de todas las responsabilidades que les ponen en la parroquia (aunque a decir verdad, les infla el ego que los tomen TANTO en cuenta). Les encantan las fiestas y mover hasta el último huesito del esqueleto en ellas (dignos hijos de su madre!).
Ubicación en la Web: CdeLuz.hi5.com
La historia
El primer año: casi un desastre. A pesar de que hicimos química rápidamente, y el cariño creció a borbotones, intentar ponerle reglas fue muy difícil. Fuimos conociendonos poco a poco y el crecimiento, un año después fue visible, pues según ellos, "antes sólo veníamos a catequesis y no nos relacionábamos entre nosotros, ahora nos sentimos como una familia". Fue inmensamente gratificante escuchar estas palabras. En este primer año iniciamos nuestra gran empresa: el Teatro Negro. Nuestra primera presentación fue para Jueves Santo 2008, tres meses de ensayo, cansancio, llegadas tarde, gastos... y luego la frustración por un par de fallos. Sabíamos que era posible lograr más, y apostamos por ello. En este primer año iniciamos a crear nuestro fondo económico para amortiguar los gastos del campamento; hicimos casi de todo, desde vender arepa hasta solicitar el generoso apadrinamiento de los feligreses de nuestra parroquia: un éxito.
El segundo año: tratando de asumir más compromiso con la comunidad decidimos encargarnos de la Eucaristía sabatina. Continuamos persiguiendo una formación cristiana adecuada y trabajando en los valores del Reino. Seguimos haciendo teatro y hasta ahora llevamos seis presentaciones. A principios de este año añadimos un nuevo ingrediente: Las Pijamadas. "Cultivando Valores ´09" fue una experiencia maravillosa, aunque quedó limitada a las niñas. Nos involucramos también en la liturgia dominical con la entronización de la Palabra en las fiestas especiales y retomamos la celebración de los cumpleaños, algo que teníamos medio abandonado.
Sus variadas personalidades, ideas, pensamientos y reacciones, las discusiones entre ellos, los debates que se arman en los distintos temas que tratamos, y sus interminables ocurrencias hacen de cada encuentro una experiencia nueva.
Con mis Centinelas de la Luz he vivido una larga lista de historias que encierran todos los tipos de sentimientos posibles en un ser humano: penas, alegrías, enojos, decepciones, ilusiones, lágrimas, sonrisas, enojos, ah, ya había escrito enojos.... Recuerdo, por ejemplo, la grata y emocionante sorpresa que me dieron el día de mi cumpleaños, dos veces (aunque no superan que una no haya sido sorpresa) y su "presencia" en mi FDS 32 del movimiento Escoge. Otros recuerdos no tan gratos son su comportamiento en la Pascua Juvenil `09, y su actitud a veces más infantil de la cuenta en algunas reuniones.
Lo más difícil, sin duda, ha sido tratar de encaminarlos e involucrarlos a la fe; tratar de que cada uno encuentre sentido cuando dice "soy cristian@, soy católic@"; a vivir los Sacramentos y a no ir con la corriente, hacer las cosas por convicción, no por imitación.
Ahora me embarco en la aventura de "destetarlos", como diría nuestro querido párroco. Abordando ya nuestra tercera etapa de crecimiento, es necesario que sean menos dependientes, que puedan continuar aunque yo no esté, algo que podría o no suceder. La primera experiencia, hace una semana, no fue muy grata y hasta un poco dolorosa si se quiere, era de esperarse, por lo que no me tomó por sorpresa; de todos modos estoy y permaneceré confiada primero en la Luz Divina y luego en su capacidad de salir adelante por sí solos.
Así, esos dolores de parto, una vez más quedarán mermados ante la alegría de verlos crecer.
"Tengo la convicción en el Señor de que no van a desviarse..." Gál 4,10.
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